27 septiembre, 2011

El problema de la superioridad e inferioridad racial.


La superioridad o inferioridad raciales son conceptos relativos a cada cultura, y dependen de su escala de valores.
Si es cierto que las razas son grupos sociales estadísticamente diferenciados unos de otros, es también evidente que sus diferencias han producido la idea de que unas son superiores a otras. El supuesto de la superioridad o inferioridad se ha mantenido, sobre todo, con base a los progresos culturales o en materia de civilización realizados por cada raza.
Si se analizan los logros científicos y tecnológicos de las civilizaciones occidentales contemporáneas y se comparan con los obtenidos con las demás razas, se observará que los caucasoides se encuentran en la cúspide del progreso material; en este sentido los mongoloides ocupan un lugar intermedio, mientras que los negroides se hallan en el umbral del mínimo progreso en la escala evolutiva, exceptuando a los australoides, que aparecen vinculados con él mas bajo nivel cultural considerado racialmente.
Estos son hechos que conviene considerar en función de diferentes factores. Si algunas de estas diferencias raciales son atribuibles al ambiente y otras reconocidas como debidas a la herencia genética, es indudable que ello presupone la existencia de una doble perspectiva inicial para valorar el fenómeno de la diferenciación racial; por ello, proporciona una base de comparación en materia de superioridad y de inferioridad racial para la cultura que, obviamente, debe considerar el problema desde el punto de vista relativista, aunque también ciertos hechos han de estimarse a partir del reconocimiento de que lo bueno para unas actividades no lo es necesariamente para otras.
Así mismo, cabe considerar que las correlaciones raza- cultura siempre tienen un carácter subjetivo y obedecen mas a reacciones emocionales que situaciones plenamente objetivas. En todo caso, las correlaciones que se hacen entre morfología racial y progresos culturales relativos, tienden a ser la expresión de puntos de vista que difícilmente son admitidos como convincentes a la luz de la ciencia estricta. En lo fundamental, impresiona la idea de que al efectuar el balance de los logros culturales obtenidos por las razas, sólo se piensan en conjuntos raciales aislados, esto es, los negros del África central, los esquimales o los australoides.
Pero, casi nunca se piensa en las poblaciones modernas, donde miembros de todas las razas viven en una sola sociedad nacional, por ejemplo, Estados Unidos, en donde las razas tienen individuos distinguidos en los diversos campos de expresión de la inteligencia. En tal extremo, si lo que realmente distingue al hombre de los demás animales es la inteligencia, es obvio que todas las razas tienen individuos inteligentes y, asimismo, que los porcentajes de personas que son inteligentes en cada raza varían en función de los ambientes en que viven y de los estímulos culturales que reciben éstos. Así una sociedad compleja o urbano- industrial, como las modernas, es indudable que ofrece mejores condiciones que cualquier otra para el desarrollo de las complejas funciones intelectuales de los individuos que viven en ellas y son sujetos de sus posibilidades socioculturales.
Si se piensa en el desarrollo de las civilizaciones y se observa que los caucasoides y los mongoloides han creado grandes y avanzadas culturas, se concluye que tales progresos deben ser considerados como susceptibles de modificaciones, y en ellos se incluyen los individuos de todas las razas. El problema consiste en aclarar hasta que punto puede entenderse que las diferencias morfológicas son causa de diferencias culturales, lo que constituye la cuestión mas seria con que se encuentra la llamada superioridad o inferioridad de las razas. También es cierto que cuando se piensa en términos de dicha superioridad, se incluye asimismo la idea de que mientras unos grupos desarrollan ciertas cualidades, otros destacan en aspecto que son exclusivos. Sin embargo, el hecho biológico de mayor importancia consiste en que, mientras se producen incompatibilidades sociales entre individuos de razas diferentes, ambos pueden mesclarze y tener descendencia mestiza. Esto indica que no existen incompatibilidades biológicas, precisamente porque son miembros de la misma especie. Es decir, como especie, todos los individuos son aptos para la reproducción de las cualidades fundamentales de la misma.

La repulsión innata no existe.


Las diferencias que pueden observarse en el aspecto físico de los hombres que pertenecen a las diferentes razas no autorizan a prejuzgar la existencia de formas de ser o de obrar propias de los miembros de cada una de las variedades humanas, sin olvidar, además, que las únicas diferencias físicas que los antropólogos han podido adoptar como medios prácticos de discriminación se refiere a detalles superficiales; color de la piel, color y forma de ojos y del pelo, forma del cráneo, de los labios y de la nariz, estatura, etc. En el momento que se abandona el campo de la biología pura, la palabra raza pierde todo significado. Mas allá de la división política en nacionalidades, no hay duda que puede clasificar a los hombres en grupos caracterizados por una cierta comunidad de comportamientos, pero es en función de diversas culturas como pueden establecerse tales grupos, que coinciden con los grupos establecidos a partir de semejanzas en la apariencia corporal y no pueden ser ordenados según una jerarquía basada en otra cosa que en consideraciones pragmáticas desprovistas de todo valor absoluto puesto que están necesariamente ligadas a nuestro propio sistema cultural; jerarquía que no tiene valor, en resumen, mas que durante un tiempo determinado, al estar las culturas dotadas de movilidad, todavía mas que las razas, y siendo capaz cualquier pueblo de una de evolución cultural muy rápida después de muchos siglos de semiestancamiento. Puede uno preguntarse, en tales condiciones, de dónde procede este prejuicio que lleva a considerar inferiores a ciertos grupos humanos, a causa de una composición racial que, según se pretende, les sitúa irremediablemente en inferioridad de condiciones.
El prejuicio racial no es hereditario, ni espontáneo; es un prejuicio, es decir un juicio sin base objetiva y de origen cultural; lejos de darse en las cosas o ser inherente a la cultura humana, forma parte de los mitos originados por una propaganda interesada, mucho más que basado en una tradición secular. Puesto que está ligado esencialmente a antagonismos basados en la estructura económica de sociedades modernas, no desaparecerá mientras los pueblos no transformen esta estructura, lo mismo que ocurre con otros prejuicios que no son causa de injusticia social sino mas bien de síntomas. Y así gracias a la cooperación de todos los grupos humanos cualesquiera que sean, en un plano de desigualdad, se abrirán para la civilización perspectivas insospechadas.

LA RAZA YAQUI Y SUS COSTUMBRES LA TRIBU YAQUI


Los Yaquis se autonombran "Yoremes" para diferenciar al indígena del no indígena o "Yori".
El territorio yaqui se encuentra en la región Suroeste en el Estado de Sonora entre los Municipios de Cajeme, Guaymas y Bacúm.
La tribu Yaqui está compuesta por ocho pueblos, los cuales están integrados en 52 localidades.
Los ocho pueblos yaquis son: Vícam, Pótam, Bacúm, Huirivis, Rahúm, Belém, Tórim, y Cócorit.
Alrededor de 32000 indígenas es la población estimada, la tribu Yaqui posee 485,236,965 hectáreas. Se dedican a la agricultura y ganadería, pesca, extracción de carbón vegetal, explotación de salinas, apicultura y elaboración de artesanías en menor escala.
La lengua yaqui pertenece al idioma y al grupo lingüístico Yutoazteca. El idioma Cahita es hablado como lengua materna al seno de la familia, trabajo, rituales y en cuestiones políticas.
Poseen una estructura religiosa que funciona como base del sistema ceremonial del grupo. Las celebraciones principales se realizan en la Cuaresma ySemana Santa. En estas ceremonias se combinan las danzas ( venado, pascola, coyote, matachin ).
La estructura del Gobierno está contenida en el Gobernador, quien toma posesión del cargo el día 6 de enero para concluir el año siguiente; Capitán, Comandante, Pueblo Mayor y Secretario.
La tribu Yaqui es un grupo étnico que ha logrado mantener sus elementos culturales.

24 septiembre, 2011

El racismo nazi y el Holocausto

La evolución de la ideología racista en la cultura alemana tuvo su máximo desarrollo con el movimiento nacional socialista (nazismo), liderado por Adolf Hitler, que obtuvo la adhesión de una gran parte de la población alemana en las décadas de 1930 y 1940, hasta que colapsó con la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial, en 1945.
El judío internacional (1920), libro del famoso empresario estadounidense Henry Ford, de gran influencia en la expansión mundial del racismo y en la ideología nazi.
El nacional socialismo surgió como una ideología de superioridad de la llamada "raza blanca" y dentro de ella supremacía de una hipotética "raza aria", de la cual los alemanes, eran considerados su expresión más pura en el siglo XX. El racismo nazi estuvo dirigido principalmente contra las personas de origen judío y en segundo lugar contra las personas pertenecientes al pueblo gitano. El nazismo obtuvo también fuerte adhesión fuera de Alemania, en países como Estados Unidos, donde confluyó con el fuerte desarrollo del racismo estadounidense dirigido especialmente contra la minoría afroamericana; su principal empresario Henry Ford fue seguidor y ardiente difusor de la ideología nazi entre las personas de habla inglesa.
El nazismo llegó al gobierno de Alemania en 1933, cuando el presidente conservador Paul von Hindenburg lo designó canciller, cargo equivalente al de primer ministro. Desde ese momento Hitler siguió una política de avasallamiento de las instituciones democráticas de la llamada República de Weimar, hasta instalar un dictadura, que tuvo al racismo como uno de sus componentes institucionales.

Los nazis hicieron suyo el concepto de "Großdeutschland", o la Gran Alemania, y tuvieron como objetivo concentrar en un solo estado (el Tercer Reich) a todos los individuos de "etnia alemana" de Europa, aún cuando estuvieran dispersos en otros países. El racismo fue un aspecto importante de la sociedad y la política en el Tercer Reich, determinando la persecución y asesinato de los alemanes de origen judío, y luego de otras minorías étnicas como los gitanos. Los nazis también combinaron el antisemitismo con su "lucha contra la ideología comunista" y consideraron que el movimiento de izquierda así como el capitalismo de mercado eran la labor de una "conspiración de los judíos", como justificación al exterminio de dicha etnia. Se refirieron a este así llamado movimiento con la terminología "revolución judío-bolchvique de subhumanos." [7] Esta clase de ideas se manifiesta en el desplazamiento, internamiento, y, más tarde, el exterminio sistemático de un número estimado de 11 millones a 12 millones de personas En medio de la Segunda Guerra Mundial, aproximadamente la mitad de esas víctimas son judíos en lo que es históricamente recordado como el Holocausto (Shoah), y otro grupo enorme de 100,000-1´000,000 de gitanos, que fueron asesinados en el Porraimos u "holocausto de los gitanos". Otras víctimas de la persecución nazi incluían comunistas, socialistas, anarquistas, negros, opositores políticos en general, homosexuales, disidentes religiosos, clérigos protestantes o católicos que rechazaban la ideología violenta del régimen, y masones. Por otra parte, existe cierta ironía en un tema tan delicado como lo es la persecución racista ya que, entre los más notorios de los nazis, hubo quienes no tenían los rasgos físicos correspondientes a la raza nórdica; por ejemplo, Hitler era moreno y Goebbels era moreno más bajo de estatura.

Zoológicos humanos

La conquista de territorios fue inevitablemente seguida por exhibiciones públicas de los indígenas por motivos científicos y de ocio. Karl Hagenbeck, un comerciante alemán de animales salvajes y futuro empresario de muchos zoológicos de Europa, decidió exhibir en 1874 a personas esclavizadas de Samoa y Saamis como poblaciones "puramente naturales". En 1876, mandó a uno de sus colaboradores al recientemente conquistado Sudán Egipcio para que capturaran algunas bestias salvajes, entre ellas personas nubas. Presentados en París, Londres y Berlín, estos nubas fueron un éxito. Tales "zoológicos humanos" podían encontrarse en Hamburgo, Amberes, Barcelona, Londres, Milán, Nueva York, Varsovia, etc., a los que asistían entre 200.000 y 300.000 visitantes a cada exhibición. Los tuaregs fueron exhibidos después de la conquista francesa de Tombuctú; los malgache después de la ocupación de Madagascar; las mujeres amazonas de Abomey después de la derrota mediática de Behanzin contra los franceses en 1894. Muchos de los indígenas exhibidos en estas condiciones murieron, como un grupo de galibis en París en 1892.
Ota Benga, exhibido en el Zoológico del Bronx. Ota Benga fue un pigmeo capturado en 1904 en el Congo, para ser mostrado al público. En 1906 fue expuesto en el zoológico del Bronx (Estados Unidos) junto a un orangután, en la Casa de los Monos.
Por su parte, Geoffroy de Saint-Hilaire, director del Jardín Parisino de Aclimatación, decidió en 1877 organizar dos "exhibiciones etnológicas", mostrando personas nubas e inuit. El público de Jardín Parisino se duplicó, con un millón de entradas pagadas en ese año. Entre 1877 y 1912, aproximadamente treinta "exhibiciones etnológicas" fueron presentadas en el Jardin Zoologique D'acclimatation. En la Feria Mundial de París de 1878 y 1879 se exhibieron las "villas de negros". En las Exhibiciones Coloniales de Marsella (1906 y 1922) y París (1907 y 1931) también se exhibieron seres humanos en jaulas, frecuentemente desnudo o semidesnudos.
En los Estados Unidos, Madison Grant, director de la Sociedad Zoológica de Nueva York, expuso en el Zoológico de Bronx a Ota Benga, una persona pigmea traída de África, junto con simios y otros animales en 1906. A instancias de Grant, un prominente científico racista y eugenecista, el director Hornaday, puso a Ota Benga en una jaula con un orangután y le colocó un cartel señalándolo como "el eslabón perdido", dando a entender que africanos como Ota Benga eran una especie animal intermedia entre los monos y los europeos.

Las "ligas nacionales" y el racismo en Cuba y España

En la sociedad española había imperado durante siglos la ideología basada en la limpieza de sangre que servía para imponer su «religión» frente a moriscos, judíos o indígenas americanos y fue fundamento de la colonización y requisito indispensable tanto en la carrera militar como en el funcionariado público.
No fue hasta 1868 que se derogaron las leyes segregacionistas que limitaban los derechos civiles de los afrocubanos bajo las antiguas "Leyes de Indias", hasta entonces el código legal vigente en Cuba, con la abolición de los Estatutos de limpieza de sangre. Las ideas antisemitas, término que fue acuñado en 1879 por el periodista socialista Wilhelm Marr en su libro "Zwanglose Antisemitische Hefte", estuvieron muy presentes en la sociedad española de la época, constituyendo un tema de Estado de frecuente discusión entre los políticos de aquel tiempo, de la cual es muestra el famoso debate entre Castelar y Manterola de 1868. Los judíos sólo fueron oficialmente readmitidos en la península a finales del siglo XIX .
También el concepto de raza latina o raza ibérica, como conjunción de todas las bondades y opuesta a las otras «razas», estaba muy en boga en la época, conforme a los autores europeos antes expuestos. Así, en 1871, uno de los temas de debate del Ateneo de Madrid fueron: « Los caracteres distintivos de las razas latina y germánica. Causas de su oposición histórica. ¿Es de tal manera inherente la idea católica a la raza latina, que la actual decadencia de ésta pueda explicarse por la de aquélla?
En el mismo contexto se expresa Menéndez Pelayo y Miguel de Unamuno. Dichos autores europeos y españoles fueron ensalzados por los gobiernos totalitarios del siglo XX.
En España no se abolió totalmente la esclavitud hasta el 7 de octubre de 1886. Si bien en el territorio peninsular se abolió en 1837, persistió y se toleró legalmente en las colonias amparada por la presión de las "Ligas Nacionales" que la defendían con argumentos patrióticos, hasta la creación de la figura transitoria del patronato y su definitiva abolición en 1886.
Antonio Cánovas del Castillo, integrante de una de esas Ligas y entonces presidente del Gobierno de España, en el periódico francés "Le Journal" manifiesta poco después en noviembre de 1896.

El racismo del colonialismo europeo en los siglos XIX y XX

El racismo fue intensamente utilizado a partir de las últimas décadas del siglo XIX por los países europeos para justificar la legalidad de acciones de dominación colonial, jingoísmo y genocidio, en varias partes del mundo. Entre ellas puede mencionarse el "reparto de África" legalizado en la Conferencia de Berlín de 1884-1885, en la que doce países europeos,el Imperio otomano y Estados Unidos se consideraron a sí mismos con derechos territoriales exclusivos sobre el continente africano, ignorando a los pueblos que lo habitaban. Entre otros muchos actos inspirados y legitimados por la filosofía racista pueden mencionarse, la apropiación en 1885 como propiedad privada de Leopoldo II de Bélgica del Estado Libre del Congo, en el que impuso un régimen esclavista y genocida; la conquista de la notable ciudad de Tombuctú por Francia en 1893 y la destrucción de su cultura varias veces centenaria; la conquista y destrucción del Reino de Dahomey en 1894 por Francia; la conquista de Madagascar por Francia en 1895; la conquista y destrucción del Reino de Benín en 1897 por Gran Bretaña; la apropiación por parte del empresario y mercenario británico Cecil Rhodes de lo que a su muerte se llamaría Rhodesia; la Conferencia de Algeciras de 1906, en la que las potencias europeas consideraron que Marruecos debía ser un "protectorado" de España y Francia; la matanza por inanición y envenenamiento del agua de las poblaciones Herero y Namaqua en el Desierto del Namib, entre 1904 y 1907, por parte de los colonizadores alemanes, considerado el primer genocidio de siglo XX; etc.

Algunos herero supervivientes, después de su escape por el desierto de Omaheke


Dr L Heck, director del Jardín Zoológico de Berlin, con “ejemplares” - 1931

Gobineau y la aparición de la filosofía racista

El filósofo y diplomático francés Joseph Arthur de Gobineau, que decretó la superioridad de los nórdicos levantando una teoría de la superioridad de los mismos,[22] ha sido considerado como el fundador de la filosofía racista, con su obra Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas (1853-1855). Gobineau comienza su libro destacando el hecho de que las civilizaciones mueren y preguntándose por las causas, para concluir que las diez que se destacaron, lo hicieron debido a la presencia homogénea y dominante de la raza blanca, mientras que su "degeneración" provino de las mezclas raciales («melanges»). Para Gobineau, las razas negra y amarilla son "variedades inferiores de nuestra especie",sobre las que se impone "la superioridad del tipo blanco y, dentro de este tipo, de la familia aria",poseedora del "monopolio de la belleza, de la inteligencia y de la fuerza". Termina sosteniendo que si la civilización occidental pretende subsistir, resulta esencial evitar a los extranjeros y en especial la mezcla racial de sus habitantes, preservando pura la sangre aria, algo que, a su criterio, solo los germanos habían logrado.
Las ideas de Gobineau y la de otros pensadores racistas del siglo XIX y XX, provienen a su vez de las obras antropológicas de clasificación del género humano a partir de los conceptos biológicos de "especie" y "raza", desarrollados por los científicos desde el siglo XVIII.También tuvieron gran influencia los estudios que afirmaron la existencia de una supuesta raza aria. La teoría proviene de los descubrimientos realizados por la linguística del siglo XIX, al identificar los idiomas asiáticos avéstico de la antigua Persia y sánscrito del Valle del Indo, como antecesores de las principales lenguas europeas incluyendo el latín, el griego, todas las lenguas germánicas y célticas. Sin mayor rigor, el lingüista alemán Friedrich Schlegel, dedujo que si había un lenguaje originario común, debió haber también un antiguo pueblo originario, al que denominó "ario" y le atribuyó ser el origen de todos los pueblos europeos.
En 1885 el antropólogo haitiano Anténor Firmin publicó su tratado De la igualdad de las razas humanas, en respuesta al famoso libro de Gobineau y al colonialismo, en momentos en que los europeos se repartían África en la Conferencia de Berlín, ignorando a sus habitantes. Precursor del pensamiento antirracista y de la antropología moderna, la obra de Firmin sería ignorada por los académicos europeos durante décadas, hasta que el colapso moral del Holocausto, obligara a las potencias del mundo a asumir una posición pública contraria al racismo.

El racismo biológico seudocientífico

A partir del siglo XIX y de la mano con la generalización del colonialismo europeo en todo el mundo, la cultura occidental desarrolló una ideología abiertamente racista y ampliamente aceptada, a la que Ernst Nolte llegó a definir como una «rama del pensamiento europeo»,y George Mosse como "el lado oscuro de la Ilustración". A mediados del siglo XX, L’Encyclopedia Universalis incluyó un artículo denominado "Razas", escrito por De Coppet que finaliza con la siguiente conclusión: El racismo europeo recurrió a la ciencia y en especial a la biología para justificar la superioridad de los propios europeos, o de algunas de sus etnias (germanos, anglosajones, celtas, etc.) sobre el resto de los seres humanos, así como la necesidad de que éstos fueran gobernados por aquellos. Este modelo de racismo seudocientífico fue luego repetido también en algunos países extraeuropeos como Estados Unidos para imponer el dominio anglosajón,Japón para colonizar Corea, China y otros pueblos del sudeste asiático, Australia para impedir la inmigración asiática,y en América Latina con las políticas implementadas para "reducir el factor negro", a través del mestizaje y otros mecanismos de "limpieza" étnica.

El racismo bíblico

En el siglo XIX se desarrolló en Europa una interpretación racista del texto de la Biblia cristiana, a partir de algunas elaboraciones sobre el diluvio universal y los hijos de Noé, sobre todo de la maldición de Canaan, presentes ya en la Edad Media.[14]
Según esta interpretación, la Biblia indicaría que hay tres razas humanas, provenientes de los tres hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet. De Sem descenderían los judíos y árabes; de Cam, los negros; y de Jafet, los blancos. Esta visión bíblica de la humanidad dividida en razas se complementaba con la llamada maldición de Canaan, hijo de Cam, al que Noé condenó: "maldito sea Canaán, siervo de siervos será a sus hermanos" (Gén. 9:18-29 9:18-29). La interpretación racista de la Biblia, sostuvo que la maldición de Canaan fue una maldición de Dios a la "raza negra", por la cual ésta era condenada a servir a los blancos.[14]
Esta interpretación fue ampliamente difundida, e incluso enseñada a los jóvenes africanos por las autoridades coloniales y los misioneros católicos y protestantes, a través de los libros escolares belgas durante la primera mitad del siglo XX.[14]

Las "castas" en la población colonial

Las "castas" o "cruzas" (mestizos, mulatos, castizos, etc.) representan las variedades de mezclas entre las tres etnias europea, indígenas y negros y sus descendientes, sobre la que se creó una sociedad colonial estratificada. La extensión del cristinanismo de la península fue empleada por el Imperio Español en América como justificación de la conquista de las antiguas civilizaciones indígenas. Así en las colonias españolas en América, se estableció un sistema de estratificación social que estableció roles y privilegios entre las personas.
El Imperio Español consideraba que entre los seres humanos un grupo de personas pertenecían a "razas puras" (blancos, indios y negros) y otros grupo eran "castas" o "cruzas", como resultado de la concepción entre personas de diferentes "razas puras". El régimen colonial buscaba desanimar el mestizaje, desvalorizando a la personas que eran "cruza" de razas puras.
Dentro de las "razas puras", la "raza blanca" se regía por normas distintas a la "raza indígena" y esta a su vez distinta a la "raza negra", pero a su vez más cohercitivas. Dentro de las "razas puras" también había distinciones con sus hijos nacidos en América, distiguendose los españoles peninsulares y canarios (nacidos en España) de los españoles americanos o criollos (hijos de españoles nacidos en América). De modo similar, el negro nacido en África lo era del negro criollo nacido en América.
Para las personas que eran "cruzas" o "castas" se estableció una detallada clasificación, con atribución de roles, derechos y obligaciones, creando denominaciones específicas para cada "cruza": "mestizo", "mulato", "ladino", "zambo", "cholo", "cuarterón", "chino", "osorio", "salto atrás", "tente en el aire", etc.
De este modo, por ejemplo, el castigo por un mismo delito variaba según la raza o casta a la que la persona pertenecía.
El historiador peruano Alberto Flores Galindo, con su obra Buscando un Inca: identidad y utopía en los Andes, fue uno de los primeros en teorizar sobre los procesos racistas en América Latina y unas raíces en el orden colonial, particularmente en el Perú.[6] Y. H. Yerushalmi ha señalado que la ideología de la limpieza de sangre constituye el primer antecedente del racismo moderno, utilizando el término de "protorracismo".[7] Por su parte, Cecil Roth "comparó esta doctrina con el antisemitismo racial del régimen nacionalsocialista", asimilándolas,[8] [9] para luego retractarse debido a las diferencias entre el "antisemitismo racial" español descripto por Roth y el "antisemitismo nazi".[5] [10] Max Sebastián Hering Torres publicó en 2006 en alemán, el libro Rassismus in der Vormoderne. Die 'Reinheit des blutes' in Spanien der Frühen Neuzeit (El racismo en la premodernidad. La limpieza de sangre en la España de la temprana Edad Media), donde analiza la persecución de los judíos en España por medio del principio de la limpieza de sangre desde 1391 a 1674. "Hering concluye que el sistema de la limpieza de sangre puede designarse como «antijudaísmo racial»: es racista porque cumple una función de marginación similar a la moderna, y antijudía porque su fundamentación teológico-aristotélica pertenece a una tradición anterior a la Edad Moderna".[11] Zandra Pedraza Gómez destaca el hecho de que Hering no analiza "la práctica y las representaciones de este ideario en las colonias españolas, donde la limpieza de sangre junto con otros argumentos antropológicos se empleó tempranamente para juzgar las diferencias de los grupos indígenas, ordenar su catequización, disponer de su mano de obra y controlar a la creciente población mestiza y criolla", proponiendo la necesidad de profundizar el estudio en ese sentido, debido al papel primordial jugado por el racismo en el surgimiento de un sistema mundial capitalista y colonialista.[11]
En las colonias españolas en América, el mestizaje fue un proceso paradójico, prohibido y al mismo tiempo masivo. Pese a la prohibición y a las consecuencias legales negativas, los varones españoles solían mantener relaciones sexuales irregulares con las indias encomendadas y las esclavas africanas, a la vez que varones y mujeres indígenas, afroamericanos y mestizos, mantenían relaciones sexuales entre sí.[12] En muchos casos las "cruzas" se ocultaban y se registraban a los niños como "criollos". Muchas veces para los indígenas y negros, el mestizaje era un modo de acceder a una situación social a la que sus hijos nunca hubieran podido acceder debido a su clasificación racial.
El sistema de castas pretendió imponer en las colonias de España un orden estratificado, basado en la fragmentación étnica de la población. En la práctica, se formó una sociedad caracterizada por una gran separación de una aristocracia blanca española (pensinulares y criollos), y el resto de la población que se relacionó masivamente mediante matrimonios mixtos, en busca de mejorar su situación social. Mientras el prejuicio socio-racial de la aristocracia española fue en aumento, el resto de la población multiplicó las relaciones interétnicas y tendió a desconocer las rígidas clasificaciones del sistema español de castas, para ubicarse generalizadamente en la casta de los "mestizos" -donde eran mayoría-, sin importar cual hubiera sido la pertenencia étnica de sus antepasados. De este modo se produjo un proceso de amalgamación de la población colonial, integrada por tipos humanos relativamente uniformes en costumbres, ideas y estatus social, hasta hacer colapsar el sistema de castas colonial en razón del mismo mestizaje.[13]

La discriminación racial entre españoles y su población colonial

La doctrina de la limpieza de sangre, fue un sistema de discriminación fundamentado sobre el pensamiento de Aristóteles, que apareció en el siglo XIV en la España de la Edad moderna. El sistema estableció entre los españoles una diferenciación entre personas de sangre "pura" y personas a los que se les atribuía tener la sangre "impura" o "manchada" o "mezclada" con la población conversa de judíos o moros de España, creándose una diferenciación entre "cristianos viejos" y "cristianos nuevos".
La doctrina de la limpieza de sangre se empleó inicialmente para discriminar a los españoles con ascendencia de judíos o moros y luego para segregar a los españoles que pretendían asentarse en América. Después de la orden de expulsion de los judíos sefardíes, muchos judíos se convirtieron al catolicismo para gozar de los mismos derechos que los cristianos. Fue entonces cuando aparecieron tanto en instituciones del estado como en corporaciones privadas unos "estatutos de limpieza de sangre", que establecían la "investigación" genealógica de las personas, con pretensiones de algún privilegio, con el fin de determinar si las mismas tenían "sangre" judía, "mora" o hereje, impidiendo en estos casos el ingreso a los colegios, posiciones militares, monasterios, cabildos y a la Inquisición. En este sentido se ha dicho que por primera vez en la historia se utilizaban los conceptos de "raza" y "sangre" como estrategia de marginación;[5] los investigadores discrepan sobre el hecho de si existe una conexión entre las nociones medievales de "raza" y "sangre", que incluían a los cristianos viejos, con el significado contemporáneo de dichos términos.[5]

La discriminación racial en la antigüedad

Si bien era habitual que las culturas antiguas manifestaran rechazo y desprecio hacia otros pueblos y hacia los extranjeros,[4] el racismo como tal, es un concepto moderno[4] que tiene sus primeras manifestaciones en Europa y en las colonias españolas de América, durante la Edad Moderna.[4]
En la Grecia clásica estaba vigente la discriminación al extranjero pero no por su aspecto "racial" o fenotípico. Los grandes filósofos griegos reconocían en los egipcios (a los que describían como negros) a representantes dignos de la civilización. En la Edad Media las personas negras estaban asociadas a la riqueza del mundo islámico y numerosos santos fueron negros, mientras que, hasta la Edad Moderna, los cristianos persiguieron a los judíos por su religión, y no por atribuirles una condición étnica o "racial".
El racismo se entiende como la exacerbación o defensa del sentido racial de un grupo étnico, especialmente cuando convive con otro u otros, así como designa la doctrina antropológica o política basada en este sentimiento.[1] [2]
La discriminación racial es un concepto que suele identificarse con el de racismo y que lo abarca, aunque se trata de conceptos que no coinciden exactamente. Mientras que el racismo es una ideología basada en la superioridad de unas razas o etnias sobre otras, la discriminación racial es un acto que, aunque suele estar fundado en una ideología racista, no siempre lo está. En este sentido hay que tener en cuenta que la discriminación racial positiva (cuando se establecen discriminaciones con el fin de garantizar la igualdad de las personas afectadas), constituye una forma de discriminación destinada a combatir el racismo.
El racismo suele estar estrechamente relacionado y ser confundido con la xenofobia, es decir el "odio, repugnancia u hostilidad hacia los extranjeros".[3] Sin embargo existen algunas diferencias entre ambos conceptos, ya que el racismo es una ideología de superioridad, mientras que la xenofobia es un sentimiento de rechazo; por otra parte la xenofobia está dirigida sólo contra los extranjeros, a diferencia del racismo. El racismo también está relacionado con otros conceptos con los que a veces suele ser confundido, como el etnocentrismo, los sistemas de castas, el clasismo, el colonialismo, el machismo e incluso la homofobia.
Las actitudes, valores y sistemas racistas establecen, abierta o veladamente, un orden jerárquico entre los grupos étnicos o raciales, utilizado para justificar los privilegios o ventajas de las que goza el grupo dominante.
Para combatir el racismo, la Organización de Naciones Unidas adoptó en 1965 la Convención internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial y estableció el día 21 de marzo como Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial.
El racismo se entiende como la exacerbación o defensa del sentido racial de un grupo étnico, especialmente cuando convive con otro u otros, así como designa la doctrina antropológica o política basada en este sentimiento.[1] [2]
La discriminación racial es un concepto que suele identificarse con el de racismo y que lo abarca, aunque se trata de conceptos que no coinciden exactamente. Mientras que el racismo es una ideología basada en la superioridad de unas razas o etnias sobre otras, la discriminación racial es un acto que, aunque suele estar fundado en una ideología racista, no siempre lo está. En este sentido hay que tener en cuenta que la discriminación racial positiva (cuando se establecen discriminaciones con el fin de garantizar la igualdad de las personas afectadas), constituye una forma de discriminación destinada a combatir el racismo.
El racismo suele estar estrechamente relacionado y ser confundido con la xenofobia, es decir el "odio, repugnancia u hostilidad hacia los extranjeros".[3] Sin embargo existen algunas diferencias entre ambos conceptos, ya que el racismo es una ideología de superioridad, mientras que la xenofobia es un sentimiento de rechazo; por otra parte la xenofobia está dirigida sólo contra los extranjeros, a diferencia del racismo. El racismo también está relacionado con otros conceptos con los que a veces suele ser confundido, como el etnocentrismo, los sistemas de castas, el clasismo, el colonialismo, el machismo e incluso la homofobia.
Las actitudes, valores y sistemas racistas establecen, abierta o veladamente, un orden jerárquico entre los grupos étnicos o raciales, utilizado para justificar los privilegios o ventajas de las que goza el grupo dominante.
Para combatir el racismo, la Organización de Naciones Unidas adoptó en 1965 la Convención internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial y estableció el día 21 de marzo como Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial.

15 septiembre, 2011

Antonio Cánovas del Castillo, Presidente de Gobierno, 1896 :

"Los negros en Cuba son libres; pueden contratar compromisos, trabajar o no trabajar…y creo que la esclavitud era para ellos mucho mejor que esta libertad que sólo han aprovechado para no hacer nada y formar masas de desocupados. Todos quienes conocen a los negros os dirán que en Madagascar, en el Congo, como en Cuba son perezosos, salvajes, inclinados a actuar mal, y que es preciso conducirlos con autoridad y firmeza para obtener algo de ellos. Estos salvajes no tienen otro dueño que sus propios instintos, sus apetitos primitivos. Los negros de Estados Unidos son mucho más civilizados que los nuestros: son los descendientes de razas implantadas en suelo americano desde hace varias generaciones, se han relativamente transformado, mientras que entre nosotros hay cantidad de negros venidos directamente de África y completamente salvajes. ¡Pues bien! vea incluso en los Estados Unidos como se trata a los negros: tienen unas libertades aparentes que se les permite utilizar dentro de ciertos límites. A partir del momento en que desean beneficiarse de todos sus pretendidos derechos de ciudadano, los blancos salen rápidamente a recordarles su condición y a colocarlos en su lugar. Creo saber que por otra parte, en Estados Unidos no hay un solo hombre de estado serio e influyente que desee realmente la independencia de Cuba, ya que se dan perfectamente cuenta que la isla de Cuba independiente se convertiría en una nueva República Dominicana, una segunda Liberia que se retrogradaría de la civilización a la anarquía. Si el ejército español abandonase Cuba, serían las ideas sensatas, fecundas, liberales, progresistas de Europa las que abandonarían este país que ha sido el más rico, el más próspero de la América española. Lo saben tan bien en Estados Unidos que los espíritus exaltados y “chovinos”, que también los hay allí, cuando reclaman la independencia de Cuba, la reclaman con la condición de colocar inmediatamente esta gran isla bajo el protectorado de la República de Estados Unidos, que ejercería una policía rigurosa… Cuba no habría hecho más que cambiar de dueños." 

La ilegalización del racismo

La conquista japonesa de Corea. La Australia Blanca. Sacco y Vanzetti y el racismo contra los inmigrantes en Estados Unidos. El nazismo y el Holocausto. El genocidio armenio. La segregación racial en Estados Unidos y Gran Bretaña y las luchas por los derechos civiles. Rodhesia. El apartheid sudafricano. Guerras en la ex Yugoslavia. El genocidio de Ruanda.
Derechos humanos y Convenios internacionales contra el racismo.
Es gracias al avance de las diferentes ciencias y al retroceso progresivo del oscurantismo social, moral y religioso, que desde el último cuarto del Siglo XX, existe un estigma social asociado con los que se describen a sí mismos como racistas. Las causas son varias, incluido el progreso social y tecnológico, pero principalmente la atención generada por los horrendos crímenes cometidos por británicos y españoles contra los habitantes de las Antillas y las Américas, el comercio de las naciones europeas con esclavos africanos -creados y sumistrados por los árabes-, norteamericanos contra las naciones amerindias del continente, los turcos con el exterminio de los armenios, o con Alemania nazi contra judíos, gitanos y otros, y el horror causado por el Japón imperial en Corea, China y otros lugares, y los avances en las conquistas sociopolíticas de los afroamericanos en EEUU.
Así que la identificación de un grupo o persona como racista tiene una carga de valor sumamente negativa. El último país en declararse oficialmente racista ha sido Sudáfrica que en 1990 modificó su sistema de apartheid por presiones internas y externas.

La discriminación racial entre españoles y su población colonial


El sistema de castas impuesto por el Imperio español en América, garantizaba la supremacía de una aristocracia peninsular y criolla, elevada a sus posiciones por estatutos de limpieza de sangre que discriminaban al resto de españoles.

 La "limpieza de sangre" entre españoles
La doctrina de la limpieza de sangre, fue un sistema de discriminación fundamentado sobre el pensamiento de Aristóteles, que apareció en el siglo XIV en la España de la Edad moderna. El sistema estableció entre los españoles una diferenciación entre personas de sangre "pura" y personas a los que se les atribuía tener la sangre "impura" o "manchada" o "mezclada" con la población conversa de judíos o moros de España, creándose una diferenciación entre "cristianos viejos" y "cristianos nuevos".
La doctrina de la limpieza de sangre se empleó inicialmente para discriminar a los españoles con ascendencia de judíos o moros y luego para segregar a los españoles que pretendían asentarse en América. Después de la orden de expulsion de los judíos sefardíes, muchos judíos se convirtieron al catolicismo para gozar de los mismos derechos que los cristianos. Fue entonces cuando aparecieron tanto en instituciones del estado como en corporaciones privadas unos "estatutos de limpieza de sangre", que establecían la "investigación" genealógica de las personas, con pretensiones de algún privilegio, con el fin de determinar si las mismas tenían "sangre" judía, "mora" o hereje, impidiendo en estos casos el ingreso a los colegios, posiciones militares, monasterios, cabildos y a la Inquisición. En este sentido se ha dicho que por primera vez en la historia se utilizaban los conceptos de "raza" y "sangre" como estrategia de marginación; los investigadores discrepan sobre el hecho de si existe una conexión entre las nociones medievales de "raza" y "sangre", que incluían a los cristianos viejos, con el significado contemporáneo de dichos términos.


Los "castas" en la poblacion colonial.

Las "castas" o "cruzas" (mestizos, mulatos, castizos, etc.) representan las variedades de mezclas entre las tres etnias europea, indígenas y negros y sus descendientes, sobre la que se creó una sociedad colonial estratificada. La extensión del cristinanismo de la península fue empleada por el Imperio Español en América como justificación de la conquista de las antiguas civilizaciones indígenas. Así en las colonias españolas en América, se estableció un sistema de estratificación social que estableció roles y privilegios entre las personas.
El Imperio Español consideraba que entre los seres humanos un grupo de personas pertenecían a "razas puras" (blancos, indios y negros) y otros grupo eran "castas" o "cruzas", como resultado de la concepción entre personas de diferentes "razas puras". El régimen colonial buscaba desanimar el mestizaje, desvalorizando a la personas que eran "cruza" de razas puras.
Dentro de las "razas puras", la "raza blanca" se regía por normas distintas a la "raza indígena" y esta a su vez distinta a la "raza negra", pero a su vez más cohercitivas. Dentro de las "razas puras" también había distinciones con sus hijos nacidos en América, distiguendose los españoles peninsulares y canarios (nacidos en España) de los españoles americanos o criollos (hijos de españoles nacidos en América). De modo similar, el negro nacido en África lo era del negro criollo nacido en América.
Para las personas que eran "cruzas" o "castas" se estableció una detallada clasificación, con atribución de roles, derechos y obligaciones, creando denominaciones específicas para cada "cruza": "mestizo", "mulato", "ladino", "zambo", "cholo", "cuarterón", "chino", "osorio", "salto atrás", "tente en el aire", etc.
De este modo, por ejemplo, el castigo por un mismo delito variaba según la raza o casta a la que la persona pertenecía.
El historiador peruano Alberto Flores Galindo, con su obra Buscando un Inca: identidad y utopía en los Andes, fue uno de los primeros en teorizar sobre los procesos racistas en América Latina y unas raíces en el orden colonial, particularmente en el Perú. Y. H. Yerushalmi ha señalado que la ideología de la limpieza de sangre constituye el primer antecedente del racismo moderno, utilizando el término de "protorracismo". Por su parte, Cecil Roth "comparó esta doctrina con el antisemitismo racial del régimen nacionalsocialista", asimilándolas, para luego retractarse debido a las diferencias entre el "antisemitismo racial" español descripto por Roth y el "antisemitismo nazi". Max Sebastián Hering Torres publicó en 2006 en alemán, el libro Rassismus in der Vormoderne. Die 'Reinheit des blutes' in Spanien der Frühen Neuzeit (El racismo en la premodernidad. La limpieza de sangre en la España de la temprana Edad Media), donde analiza la persecución de los judíos en España por medio del principio de la limpieza de sangre desde 1391 a 1674. "Hering concluye que el sistema de la limpieza de sangre puede designarse como «antijudaísmo racial»: es racista porque cumple una función de marginación similar a la moderna, y antijudía porque su fundamentación teológico-aristotélica pertenece a una tradición anterior a la Edad Moderna". Zandra Pedraza Gómez destaca el hecho de que Hering no analiza "la práctica y las representaciones de este ideario en las colonias españolas, donde la limpieza de sangre junto con otros argumentos antropológicos se empleó tempranamente para juzgar las diferencias de los grupos indígenas, ordenar su catequización, disponer de su mano de obra y controlar a la creciente población mestiza y criolla", proponiendo la necesidad de profundizar el estudio en ese sentido, debido al papel primordial jugado por el racismo en el surgimiento de un sistema mundial capitalista y colonialista.
En las colonias españolas en América, el mestizaje fue un proceso paradójico, prohibido y al mismo tiempo masivo. Pese a la prohibición y a las consecuencias legales negativas, los varones españoles solían mantener relaciones sexuales irregulares con las indias encomendadas y las esclavas africanas, a la vez que varones y mujeres indígenas, afroamericanos y mestizos, mantenían relaciones sexuales entre sí. En muchos casos las "cruzas" se ocultaban y se registraban a los niños como "criollos". Muchas veces para los indígenas y negros, el mestizaje era un modo de acceder a una situación social a la que sus hijos nunca hubieran podido acceder debido a su clasificación racial.
El sistema de castas pretendió imponer en las colonias de España un orden estratificado, basado en la fragmentación étnica de la población. En la práctica, se formó una sociedad caracterizada por una gran separación de una aristocracia blanca española (pensinulares y criollos), y el resto de la población que se relacionó masivamente mediante matrimonios mixtos, en busca de mejorar su situación social. Mientras el prejuicio socio-racial de la aristocracia española fue en aumento, el resto de la población multiplicó las relaciones interétnicas y tendió a desconocer las rígidas clasificaciones del sistema español de castas, para ubicarse generalizadamente en la casta de los "mestizos" -donde eran mayoría-, sin importar cual hubiera sido la pertenencia étnica de sus antepasados. De este modo se produjo un proceso de amalgamación de la población colonial, integrada por tipos humanos relativamente uniformes en costumbres, ideas y estatus social, hasta hacer colapsar el sistema de castas colonial en razón del mismo mestizaje

Síntesis de racismo.

Desfile del grupo supremacista blanco Ku Klux Klan en 1928 en Washington (Estados Unidos)
El racismo se entiende como la exacerbación o defensa del sentido racial de un grupo étnico, especialmente cuando convive con otro u otros, así como designa la doctrina antropológica o política basada en este sentimiento.
La discriminación racial es un concepto que suele identificarse con el de racismo y que lo abarca, aunque se trata de conceptos que no coinciden exactamente. Mientras que el racismo es una ideología basada en la superioridad de unas razas o etnias sobre otras, la discriminación racial es un acto que, aunque suele estar fundado en una ideología racista, no siempre lo está. En este sentido hay que tener en cuenta que la discriminación racial positiva (cuando se establecen discriminaciones con el fin de garantizar la igualdad de las personas afectadas), constituye una forma de discriminación destinada a combatir el racismo.
El racismo suele estar estrechamente relacionado y ser confundido con la xenofobia, es decir el "odio, repugnancia u hostilidad hacia los extranjeros". Sin embargo existen algunas diferencias entre ambos conceptos, ya que el racismo es una ideología de superioridad, mientras que la xenofobia es un sentimiento de rechazo; por otra parte la xenofobia está dirigida sólo contra los extranjeros, a diferencia del racismo. El racismo también está relacionado con otros conceptos con los que a veces suele ser confundido, como el etnocentrismo, los sistemas de castas, el clasismo, el colonialismo, el machismo e incluso la homofobia.
Las actitudes, valores y sistemas racistas establecen, abierta o veladamente, un orden jerárquico entre los grupos étnicos o raciales, utilizado para justificar los privilegios o ventajas de las que goza el grupo dominante.
Para combatir el racismo, la Organización de Naciones Unidas adoptó en 1965 la Convención internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial y estableció el día 21 de marzo como Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial.